La Diosa Démeter es de las Cosechas, muy importante en la antigua Grecia, y también es una Diosa Madre. En el mito de Perséfone, es la madre que al perder su hija se negó a seguir dando sus frutos y se deprimió. Con ella puedes trabajar en tu empoderamiento femenino.
En el extremo negativo, es la energía de la mujer que se convierte en madre de sus amigos, de sus familiares, de su pareja…perdiendo así su energía, porque éstas se convierten en relaciones equivocadas.
Las cuidadoras, esas maravillosas personas que son capaces de hacernos sentir bien, que nos hacen sentirnos cuidados y queridos…pero que después de ello se quedan vacías, y por tanto, deprimidas.
Me he encontrado en muchas ocasiones con mujeres que cuando sus hijos se han ido de casa, ya no han sabido qué hacer. Y también con mujeres abandonadas por su pareja que se han ido marchitando, han perdido el sentido de su vida y su empoderamiento femenino.
He conocido mujeres que no entendían por qué no las querían, cuando ellas querían tanto a los demás. Esto sucede porque eres tú la que no te quieres. Los demás te reflejan lo que hay dentro de ti, y para cambiar esta situación debes dedicar tiempo a tu crecimiento personal.
Incluso he conocido a mujeres que porque no se aceptaban, sin querer, inconscientemente, hacían sentir culpables a los demás. Esto sucede mucho con las madres. Puede que incluso tú lo hayas vivido con la tuya.
Con esta Diosa, u otra perteneciente al arquetipo de la Madre, puedes aprender a sanar la relación con la tuya propia. Inexorablemente, madres e hijas estamos unidas, y aunque no lo queramos, somos muy parecidas a ellas, en el fondo. Y si no lo somos, es porque lo estamos evitando, porque no la aceptamos.
En cuanto a sanar la relación con la propia madre, lo mejor es aprender a perdonar. No trates esta relación desde la culpa. Tu madre lo hizo lo mejor que supo. Los hijos no vienen con libro de instrucciones, y lo hacemos lo mejor que podemos y sabemos.
Y lo que es más importante: perdónate a ti misma. En ocasiones, somos muy duras con nosotras mismas, nos exigimos y exigimos, perdiendo así nuestro empoderamiento femenino y dañando la autoestima. Quizá creas que esto viene del exterior. Pero no es así. En ocasiones puedes llegar a ser tu peor enemiga sin ni siquiera saberlo.
Acepta y entiende que tienes defectos, que no eres perfecta. Y que así está bien. Ello no te da más derecho ni menos de estar en este mundo. TE MERECES tu lugar en el mundo.
Hay que ser madre cuando toca, pero no con la pareja, por ejemplo. Tu pareja te quiere a ti, no a la madre que eres. Si te conviertes en su madre, estás creando un desequilibrio.
Así, las relaciones son más sanas y existe un crecimiento personal cuando cada uno de los componentes tiene proyectos, unos en común y otros por separado, pero además son amantes, amigos, cómplices…. no madre e hijo/hija. Lo mismo sucede con las demás relaciones.
Si quieres profundizar más en el Arquetipo de la Madre y demás arquetipos relacionados con el empoderamiento femenino, te propongo entrar en “Las Diosas en ti”, 12 meses, 12 Diosas, todas las caras de la feminidad y el poder personal.